Franquismo

España sigue siendo franquista. No hago esta afirmación, como dicen algunos contertulios políticos que pueblan los noticieros matutinos, porque sigan habiendo cunetas llenas de cadáveres republicanos o porque la derecha se sienta fuerte ahora que el gobierno socialista está contra las cuerdas por la crisis. No, yo voy a ser más prosaico, lo siento. España es franquista porque sus ciudadanos, en su gran mayoría, son franquistas, aunque corrieran delante de los grises o aunque una generación como la mía haya nacido bajo el auspicio de la constitución (¡uff!, qué subidón,he escrito constitución en minúsculas).
No nos engañemos, sólo hay que poner un poco la televisión, mejor reflejo de un país que cualquier encuesta demoscópica y hacer un análisis sucinto de lo que aparece en ella, tonadilleras, toreros, futbolistas, curas,¡Fraga! (con respecto a este hombre, yo tengo una teoría, creo que la bomba de Palomares le dio superpoderes y nos sobrevivirá a todos),pocas cosas han cambiado desde la dictadura.
Llevamos cuarenta años hablando de lo mismo,esto es, paro, eta, Real Madrid-Barcelona. Hemos cambiado de moneda pero no de mentalidad, seguimos siendo franquistas, todos, los de izquierda y los de derecha, y lo seguiremos siendo hasta que o bien, desaparezca por completo la generación de nuestros padres que es la que nos mantiene unidos a esa España, o bien se imponga la generación logse, posterior a la nuestra y que como buena huérfana de cualquier tradición o pasado por la depauperada educación (que no formación) que han recibido, son libres de ataduras pasadas y viven en un presente continuo que les hace completamente libres para lo bueno y para lo malo.
Creo que mi generación, la que se encuentra en medio de esas dos, es la gran derrotada, tuvimos una educación franquista y unos padres franquistas y nos ha tocado vivir en una democracia que ha ido deshaciendo poco a poco todo lo anterior; ahora nos encontramos que somos los más preparados, los más cultos, pero seguimos sin encontrar nuestro sitio porque somos un híbrido de dos sistemas contrapuestos y contrarios cuyas generaciones representativas y dominantes son otras diferentes a la nuestra.